jueves, 22 de noviembre de 2012

La música y yo


   Sí, lectores, soy músico, y es lo mejor que me dio la vida. Mejor dicho, es lo mejor que yo le dí a mi vida. Se supone que hoy debo escribir las razones por las cuales me desvivo por ella. Debería explicarles cómo a los 17 años me piré por ello, por qué elegí dos o tres carreras antes de decidirme, y por qué nada en el mundo me parece igual de hermoso. Básicamente, siento que el arte es lo único con sentido en la vida. No es mi intención desarrollar este punto, no aún. No quiero quemarme tan pronto.

   Hace un tiempo, una persona hermosa me hizo un chiste en un momento de vulnerabilidad, una situación ridícula, pero que me hizo sacar de mi pecho muchas cosas. En mi clase de audioperceptiva (lenguaje musical, para algunos), mi querida profe proponía que los alumnos trajeran algo de música para compartir. Esta práctica quedó colgada, y yo hubiese aprovechado, pero hay veces que hasta la más inocente cargada te deja traumado.

   Ese día, llegué a casa y escribí esto en el caralibro. Las aclaraciones que crea pertinentes se harán debajo de ella. Es larguita, eh...ahí va:

                                    *                        *                      *
Se titulaba:
"Heavy Metal" ó "Del problema de querer aprender".


   ¿Quién soy yo? Soy un joven. Un guitarrista. Un músico. Un aprendiz de músico. Alguien que quiere tocar música. Alguien que quiere lograr cosas con su música. Alguien que experimenta con los sonidos y con las emociones y las sensaciones. También se puede decir que soy alguien que quiere aprender. Soy alguien que quiere progresar. Soy alguien que, inevitablemente, va a cambiar, va a aprender y que seguramente va a progresar. Soy un proyecto viviente. En definitiva, soy una persona con una identidad, con tiempos y espacios propios y autogestionados, con límites y libertades bien defindos, con uno o varios objetivos bien claros. Soy alguien con un bagaje de conocimientos, limitado. Con un tesoro de pensamientos y sentmientos, también limitados. Soy alguien con herramientas, materiales y abstractas, para encaminar un proyecto, para realizar un sueño. Soy un pasado y un presente también. Soy una persona conectada con el mundo, con varios mundos, con su propio mundo. Soy un ente mutante y un alma llena de cosas. Soy todo esto y mucho más. Soy toda una persona. Principalemente, soy y existo, vivo por todo lo que me define, principalmente, vivo por la música.

   Para realizar todo esto, tengo incontables tareas, pasos, estadíos, cosas que atravesar, que vivir, que experimentar. Es inevitable vivir, es inevitable la experiencia humana, necesaria, nada fácil, pero apasionante al fin. Hermosa. Todo pareciera llegar casi fortuitamente, y así llegó un género musical que me marcó, que me distinguió, que hasta el día de hoy y siempre me va a constituir. Fue la primer música amigable a mis oidos, algo que reflejó mi alma, que ayudó a producirla, y mi alma hoy puede producir y reproducir todo lo que me hizo sentir y abre nuevos caminos. Llámese Rock, llámese Heavy Metal, llámese Rock Pesado, llámese así, llámese música y no de ninguna otra manera. Me pongo estricto en lo deíctico para ser claros y para mantener las formas, defender mi identidad. Es ese Rock lo que soy, lo tengo más que claro y no pienso cambiar. Puedo sumar muchas cosas más, no paro de descubrir cosas nuevas, pero mi piedra fundamental es el Rock. El pesado rock. El maravilloso rock. El enigmático rock. Todo lo que soy lo alimenta, y su invocación me alimenta. Nos complementamos. Nos otorgamos y compartimos con los demás ese sentimiento que algunos llaman felicidad. Me es amigable y agradable, es mi puente hacia el placer, o es mi placer mismo. Eso es mi música, es placer. Es todo lo que quiero realizar.


  La música es un placer y una experiencia contenida en formas, en estructuras, en paisajes, en el tiempo y en sensaciones. Elegí el Conservatorio como uno entre otros medios para entenderme con ese universo de cosas. El Metal también tiene sus sonidos, su matiz y su mundo de cosas propio. Apunto a La Música en este momento, en este discurso. Tiene sus fenómenos que merecen su estudio. Tiene su lenguaje y sus dialectos también. Merece un análisis y una apareciación. Merece una destreza y una perfección. Merece...requiere todas esas cosas. Te invita a todas esas cosas, es la diferencia entre el músico meramente casual y recreativo y el músico apasionado, o sea, yo (éste último soy yo). Merece una pasión, expresividad, sensibilidad y sensatez. No es nada fácil, y me gusta que así sea, pues en general lo fácil, lo sencillo, lo superficial y lo barato no es de mi agrado. Así es la música, todo esto es lo que quiero y lo que me gusta. Ese es mi proyecto de vida.


   Hoy al querer hacer lo que hice siempre, se me llena el alma de dudas. Hoy tomar el instrumento, sostenerlo y ejecutar no es tan sencillo. Hoy improvisar y componer no es tan fácil. Hoy no estoy tan conforme con lo que siempre fui, con lo que me definí y con lo que delineé anteriormente (en este ensayo). No estoy conforme. Deviene la angustia. Deviene la frustración. No pasa necesariamente por la dificultad de los estudios, de las piezas, de los dictados por superar o por el cúmulo de teoría a aprender y de técnicas a incorporar. Insisto, pasa por mi propia conformidad. Puede decirse que tengo un problema. Deviene también cierta inseguridad. Va a tomar tiempo convertir todos estos inconvenientes en herramientas de expresión y posteriormente en frutos. Escribiendo, leyendo y releyendo y a la vez reflexionando sobre esto, me voy calmando, y lo suspendo para seguir con mi análisis.


   Si vuelvo al rock y a cómo me constituyó, veo que tengo un terreno virgen para explayar lo que antes no sabía, para seguir sumando ladrillos al sueño, a eso que antes era pobre, que no encontraba los matices y las emociones que tendrían que estar. En el metal no parece haber emoción, ni sensibilidad, ni ritmo, ni tacto. Puede ser por su extrema velocidad, por su característica y mal ponderada estridencia, por la distorsión de los amplificadores que pareciera borrar la dinámica de las notas, por la tortuosa percusión, su obsesión por los registros bajos, las voces extremas también, por la crudeza e incorrección de sus letras y sus bizarras expresiones, por sus casuales armonías disonantes o por lo que fuere. Eso es lo que está en boca y oídos de los demás, de quienes no lo comparten...mas los respeto. Yo espero el mismo respeto, pero qué sucede: no les llega lo que yo siento, pues los matices y las emociones están allí, y mi búsqueda es querer alimentar todo ello, que para ellos no es aceptable. En ese discurso de "vale todo" y de terrible libertad que esgrimen los artistas, cada vez más vanguardistas, no parece haber lugar para el metal. El metal no tiene nada digno de ser disfrutado. Bajo ese estándar, yo no tengo emoción, no tengo sentimientos, no tengo talento, no tengo ritmo, no tengo música. Ergo: no merezco respeto alguno. Eso es una injusticia de ignorancia inconmensurable.


   Esto es algo en lo que no quiero gastar muchas palabras, honestamente, pero hay que hechar luz a este dilema. Eso es un latiguillo que tengo que aguantarme para poder crecer. Es un mote intolerable. Es un problema de entendimiento y de comunicación. Si me descalifican, no pueden conectar con mi mensaje, no pueden entenderme. Si no me entienden, entran un ciclo de no comprensión y de descalificación. Me dejan afuera de lo que definen como música. Me despojan de La Música. Me sacan mi identidad, restringen mis sueños, pretenden encaminar mi trabajo y mi talento en algo que no soy. Si no tengo emoción, ni conocimiento, ni ritmo, ni técnica, no soy una persona. Soy una bestia. Todo lo que debería ser una herramienta, es un sepo, un grillete, un muro, una cadena. Todo lo que debería ser un aporte, un regalo, es un robo, un secuestro, una muerte. Todo lo que debería ser una puerta abierta, es una restricción. Son todos límites para una bestia desposeída de alma para ejecutar y producir música.


   De repente, sucede que me encuentro por demás sensible a estas presiones. Me siento mal porque, efectivamente, bajo esta piel hay un alma que ríe y llora, que siente y enloquece, que se enoja y olvida, que ama. Soy un alma que ama. Soy un hombre que ama. Soy un hombre proyectando en el seno de su ser una mujer ideal. Soy un hombre buscando, también, el amor de una mujer. Soy un hombre que tiene una visión crítica y sensata del mundo que lo rodea. Soy un hombre que está dispuesto a luchar hasta ver un mundo mejor. Soy un hombre al que le pasan cosas. Si encima de dichas cosas tengo que aguantarme las agresiones, las injusticias, el rechazo y la descalificación, no puedo vivir ni crecer. Tengo que revestir esas sensibilidades. Debo doblegarme a aguantar cosas, a agredir para que no me agredan, a rechazar para no tener que esperar nada de nadie, tengo que esconderme en la agresividad y la austeridad que la sociedad impone. Debo doblegarme a la violencia verbal y simbólica en la que me quieren meter en cada aspecto de la vida. Debo acelerar mi ritmo y caer en la paranoia. Debo ser el lobo del hombre, y hacer del prógimo mi propio lobo. Debo dejar de ser un hombre sensible y ser una bestia. Más aún, en mi vida personaltambién choco con gente que me rechaza, gente que le disgusta lo que hago, amigos que no me entienden, más de una mujer que no pudo quererme por mis gustos (quizás...), un rechazo generalizado de la sociedad y, simultaneamente, expulsado de las cosas que todos disfrutan. Al fin y al cabo, soy una bestia, tal y como querían, y como tal, no puedo ser músico, por eso hago heavy metal. Por eso soy un duro a los sentimientos, al tacto, al "groove" (como le llaman algunos), a la improvisación y a la espontaneidad, a la belleza... ¡NO! No es así...


   Eso es una imagen falsa que reciben los demás. Es un espejo falso que construyen los demás. Es válido sólo dentro de la lógica del prejuicio que hay sobre mi música. Si no abandono mi sensibilidad y, a la vez, puedo mantenerme fuerte y en pie ante la ignorancia y la descalificación, obtengo el aliento para seguir adelante, pues al final, descubro que mi sensibilidad y mi fortaleza son las dos caras de una misma moneda. He encontrado una virtud más en mí. No puedo dejarme caer ante todos esos obstáculos. Es un círculo vicioso en el cual mi música no progresa porque me quieren hacer creer que es basura, que por ello no puedo aprender, y que por ello nunca voy a progresar, ni yo ni mi música. Eso no es cierto, por el contrario, mi objetivo es revertirlo para construir mi propio círculo virtuoso: puedo crecer, aprender y aprehender cosas, escuchar y volver a escuchar, practicar y seguir practicando, perfeccionar, encontrar muchas emociones, sonidos y sensaciones, ajenas al rock, que puedan enriquecerme y aportar a mi rock, a mi heavy metal, a mi música. Es indiscutible que al no tener un gran contacto con la música clásica (así bien como a ciertos estilos de música popular) me cuesta muchísimo, pero la escucho, me entusiasmo, me termina gustando, establezco una conexión, hago catarsis. Puedo entenderlo, puedo sentirlo, y se siente maravilloso. Y me encantaría tener más. Siempre más, siempre sumar. No voy a dejar que todo sea un hostigamiento. No voy a darles ese gusto a los ignorantes. Si no quieren escucharme, ustedes se lo pierden. A quienes quieran y puedan comprender, espero que lo disfruten. Bienvenido sea todo, porque, sin tantas vueltas, ¡La música es mi pasión! Amo la música, amo la vida, y amo mi peculiar, loca y hermosa persona. Y que no se diga nada más.


"For those who understand, I'll extend my hand. To the doubtfull I demand: take me AS I AM. Not under your command. I know where I stand. I won't change to fit your plan. Take me AS I AM." 

("A aquellos que entienden, extenderé mi mano. A los dubitativos les demando: acéptenme como soy. No estoy bajo tu mando. Sé donde estoy. No cambiaré para adaptarme a tu plan. Acéptame como soy.") 
Fragmento de "As I am", de Dream Theater, canción 1 del álbum "Train of thought")

               *                        *                      *


    Hoy no la titularía "Heavy Metal", sería algo extremista. Aún tengo el orgullo de decir que disfruto esa música. Con mucho cariño y orgullo puedo decir que soy un metalero. La cagada de ello es pensar que me centro en sólo uno de tantos estilos de música, es algo que no puedo aceptar. Más aún, me banco las cargadas que ello me trae. La verdad que siempre pensé que aquellos que critican con el solo ánimo de ofender, son entes faltos de paz. Quien pretende tirar abajo a alguien, se muere por ser como él. Quien está de verdad seguro y conforme con quien es, vive y deja vivir.

   En el día de la música, reafirmo mi compromiso con toda la música, y celebro el espíritu de religar, de sanar, de hacer reír y llorar. Disfruto con cada pasito más cerca de ver mi sueño hecho realidad. Agradezco a la vida por los amores de personas que puso a mi lado para tocar con ellas.

¿Qué más puedo pedir?

¡Que sea rock!


                      *                  *                     *

   Sobre la cargada: todos vieron en una ocasión que me gustaba esa música por una remera, o porque me escucharon hablar con un ex compañero (que dejó de venir) sobre Whitesnake. En un momento, la profesora nos recordó sobre el espacio de apreciación musical, insistiendo en que trajéramos música. Ahí nomás, mi compañera me mira y me dice: "Vos no traigas nada, ¡Por favor!"...

...jajaja...



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